lunes, 19 de julio de 2010

Cuento.

La niña sintió sus dedos del pie mojados de tanto llorar. Decidió ahí y entonces que sus días de soledad se habían terminado. Armó sus maletas y partió con destino incierto hacia lo impredecible. No dejó mensajes ni miguitas de pan, no pensaba volver y tampoco había nadie que la siguiera. Puso en su valija una foto que había recortado de una revista, un reloj sin pilas, sus tres canciones de viaje favoritas y algunos de sus principios mas arraigados. Quedaron atrás el remordimiento, la vergüenza y la inseguridad, que asomando por la ventana eran los únicos que la iban a extrañar.
Se encontró en este viaje con todo tipo de personajes. De echo, hasta llegó a viajar con un circo ambulante un tiempo largo. Pero fue descubriendo que nadie se ofrecía a quitarle de enzima a la soledad. Es mas, todos parecían llevar la propia subida a sus espaldas agarradita de cada uno de sus pensamientos y sabía que era humanamente imposible cargar con dos soledades con lo cual su sueño de abandonarla se fue desvaneciendo. Pensó que quizás si hablaba con ella y le explicaba el porque de este viaje tan arduo y sin retorno la soledad la abrazaría en vez de agarrarse con uñas y dientes y sería mas placentera la convivencia. Fue así que de a poco ambas se dieron a conocer tal cual como eran, charlaron sobre sus temas favoritos y cantaron canciones de viaje. Descubrieron que subida al otro hombro bien camuflada pero inmensa mente gigante viajaba la imaginación. Uf! Ahí si que el viaje tomo un giro de 180. La imaginación propuso que a partir de ahora le empezaran a poner hojitas de cedrón al mate, besaran a cuanto sapo se les cruzara y leyeran los libros de atrás para adelante. Algunas idea fueron integradas al grupo, otras mejor no tanto.
Juntas y ya no tan solas vivieron aventuras que de no haber sido por la imaginación, la niña y su soledad nunca hubieran podido emprender. Ya no necesitaba la foto de la revista, ahora tenía un sin fin de postales propias y dos amigas inseparables que siempre siempre siempre estarían ahí para ella.

Fin.

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